miércoles, 7 de mayo de 2008

El legado

De acuerdo con la Biblia se puede concluir en que una persona puede heredar en tres diferentes terrenos.

En el plano material, debido a que los derechos sobre los bienes en la tierra pueden ser temporales o eternos.

En el plano biológico, porque todos los hombres pertenecen a una familia y a una sangre.

En el plano espiritual, ya que Dios ha posibilitado heredar la sustancia de la Vida a eternal perpetuidad.

Después de esto los legados pueden tener algunas variaciones y conjunciones.


David legó a su hijo Salomón el trono de Israel. Trono es una palabra que representa autoridad, pero heredar una potestad parece ser algo que difiere de todas las demás herencias.

Un hombre hereda poder cuando, por derecho legítimo, sucede a alguien que se lo delega en plena capacidad de sus facultades mentales.

Con la delegación de la suprema potestad humana sobre Israel, Salomón, en su carácter monárquico, no solo recibía el legado de bienes y derechos, también heredaba obligaciones.

En los momentos en que el traspaso del poder se hacía cada vez más concreto, David, yaciendo en el lecho que lo vería morir, da una clase de Derecho a su joven hijo:

"Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre. Guarda los preceptos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y observando sus estatutos y mandamientos, sus decretos y sus testimonios, de la manera que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y en todo aquello que emprendas; para que confirme Jehová la palabra que me habló, diciendo: Si tus hijos guardaren mi camino, andando delante de mí con verdad, de todo su corazón y de toda su alma, jamás, dice, faltará a ti varón en el trono de Israel." (1ªRe.2:2-4.)


David demuestra interés a Salomón en que este tenga una buena gestión de gobierno para la gloria de Dios, de Israel, y para que el trono continúe ocupado por la dinastía davídica…

David explica que la base de la estabilidad del reino consiste en la rectitud de los pasos que Salomón tenga mientras ocupe esa posición. David se esfuerza, como Juan, como Pablo, como Pedro (y hasta como Cristo mismo lo hizo) en enfatizar los principios más importantes justo antes de que llegue la muerte.

Pero en lo que sigue de su discurso, David no calla cosas que están totalmente fuera de contexto del cuadro de integridad ética y moral que estaba pintando:

"Ya sabes tú lo que me ha hecho Joab hijo de Sarvia, lo que hizo a dos generales del ejército de Israel, a Abner hijo de Ner y a Amasa hijo de Jeter, a los cuales él mató, derramando en tiempo de paz la sangre de guerra, y poniendo sangre de guerra en el talabarte que tenía sobre sus lomos, y en los zapatos que tenía en sus pies.

Tú, pues, harás conforme a tu sabiduría; no dejarás descender sus canas al Seol en paz. Mas a los hijos de Barzilai galaadita harás misericordia, que sean de los convidados a tu mesa; porque ellos vinieron de esta manera a mí, cuando iba huyendo de Absalón tu hermano. También tienes contigo a Simei hijo de Gera, hijo de Benjamín, de Bahurim, el cual me maldijo con una maldición fuerte el día que yo iba a Mahanaim. Mas él mismo descendió a recibirme al Jordán, y yo le juré por Jehová diciendo: Yo no te mataré a espada. Pero ahora no lo absolverás; pues hombre sabio eres, y sabes cómo debes hacer con él; y harás descender sus canas con sangre al Seol." (1ªRe.2:5-9.)

Antes ensalzó la Justicia, y la honorabilidad de la Ley, la Gracia Divina que lo habilitó para reinar sobre un pueblo ajeno, y la importancia del carácter íntegro (¿y por qué no mencionar, para que el favor Divino sea patente, que la sangre real que corre por las venas de David es Moabita?)

David había encomiado la Verdad, pero ahora, a renglón seguido, está arreglando dos asesinatos por encargo (cosa que nos recuerda su proceder con aquel Urías el Heteo). Me temo que tal como en los discursos de los políticos de hoy y de siempre también existe una pared medianera en este discurso.

La indiscutible soberanía que le compete a un Rey se vuelve más grande cuando este se viste de la nobleza de la misericordia. Ni David podría discutir esta aseveración.

Lamentablemente Salomón recibe de su padre un legado mixto, un legado en el que se funde la justicia y la equidad con viejas deudas del pasado nunca perdonadas, y reminiscencias de puro odio.

En el afán de David por la estabilidad futura del trono afloran buenos y malos consejos, buenos y malos principios.

Me pregunto si la herencia que los cristianos estamos dejando a otros cristianos está exenta de toda cuestión personal con terceros.

¿En qué grado la obra que preparamos para mañana no es la obra que disimuladamente busca tomar una revancha personal por los dolores y frustraciones de nuestro propio pasado?

¿Acaso no muere Jonatán por los celos de su padre?


D.C.Silvano.

El sentido de la pertenencia

El sentido de la pertenencia es para los seres humanos un importante sentido de orientación. El pertenecer a algo es lo que les da a la mayoría de los hombres la cuota de identidad necesaria para poder continuar en la vida.

Las personas suelen verse identificadas con cosas como lo son el deporte, la música, la política, la tecnología, la literatura, la ciencia, etc. Pero la mayoría de los cristianos prefieren (han sido conducidos a) relegar la identidad de índole social para identificarse con el cristianismo mismo.

Estos entienden al cristianismo como una completa cultura, no como una parte de la vida en la cual el individuo social se caracteriza entre otros por una moralidad que se asemeja a la de Cristo.

Viendo el esfuerzo que el cristianismo hace día a día por fortalecer esa contracultura para convertirse en una sociedad paralela y separarse así del mundo he releído los capítulos de la Biblia que este mismo movimiento parece haber olvidado, o por lo menos parece no haber comprendido.

Ni Cristo ni los apóstoles buscaron establecer cambios en la estructura social de su propia época (por ejemplo: Cristo reconoció y validó la institución social de la esclavitud, y los apóstoles enseñaron cómo debía ser la conducta de los cristianos en este respecto. Pedro, bajo César, habló de "honrar" las instituciones de origen humano).

Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
1Pe 2:14
ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien.
1Pe 2:15
Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos;

Pero la mayor parte del presente cristianismo se siente incómodo al verse vinculado con el mundo bajo este sentido de pertenencia, (porque el ser humano fue creado por Dios como un ser social que no puede entenderse ni explicarse fuera de esta.)

No obstante a estos les resultan extrañas, arduas y hasta contradictorias las vetas de las claras enseñanzas bíblicas que los llevan y los devuelven perplejos a la necesidad de integrarse al entorno social del mundo, y a amarlo. En vez de esto reaccionan haciendo muestra de un separatismo insano y desmedido, lo cual es, más bien, un claro síntoma de sectarismo, no de Cristianismo.

En vez de aprender a proclamar el Evangelio de la Gracia de Dios, la mayoría de los cristianos han aprendido (probablemente de los líderes) ha declararle a este mundo perdido una guerra de separación insana. Una guerra que termina por polarizar a la sociedad entre evangélicos y no evangélicos, o entre religiosos y ateos. Así pues, este modelo de cristiano ha desarrollado un extraño sentido de pertenencia: este cristiano pertenece al cristianismo…tal como un hincha se debe a su equipo de fútbol.

Esto ha quedado muy manifiesto, pues el abismo social que divide estas posiciones es insoslayable, pero esto no ha ayudado a cumplir la Gran Comisión, al contrario, esto solo ha contribuido a demostrar que el presente cristianismo tiene una muy mal disimulada tolerancia para con los que piensan diferente.

En la Biblia que este cristianismo ya está abandonando (en verdad pienso que hace tiempo ha dejado) se nos muestra a un Cristo haciendo la paz con el mundo perdido, estableciendo un puente de comunicación con los pecadores, ministrando a las necesidades de los inconversos en forma servil y obsecuente (dócil).

En la Biblia se nos presentan hombres como Pablo, quien, por ejemplo, declara haberse hecho igual a muchos pecadores para poder ganarlos, y sin embargo nunca, repito, nunca se ve que haya perdido su sentido de pertenencia a Cristo…

Actualmente los cristianos han cambiado su sentido de pertenencia a Cristo por un sentido de pertenencia al cristianismo. Por ende ese cristianismo está extraviado por ser partidista de unos pocos habiendo olvidado a Quien pertenece, y perdiendo el verdadero sentido de pertenencia. Con ello el cristianismo en general ha perdido su rumbo cambiando la Causa que le había sido dada por Dios por una causa propia que es más vil, y religiosa y menos moral y espiritual.

El cristianismo no es un fin en sí mismo, sino, según la Biblia, el plan de presentar a todo hombre perfecto en Cristo Jesús (perfecto en griego: “teleios”; o sea completamente desarrollado, maduro moralmente.)

Es necesario que los líderes cristianos se replanteen el verdadero sentido de pertenencia.


Diego Cristián Silvano.

martes, 6 de mayo de 2008

A priori, y a posteriori

Un modesto diccionario jurídico vierte de modo menos técnico y más convencional la definición de una frase importante:

A priori: Locución latina referida a opiniones y juicios fundados en hipótesis o conjeturas, no en hechos ya producidos, y por tanto, tampoco probados. (Énfasis mío)

Es difícil replicarle al sentido común una definición tan lúcida como esta, y es probablemente más difícil negar la reputación de buen cuño de Guillermo Cabanellas de Torres en torno a definiciones de esta naturaleza.

El lector puede ver, sin el menor menoscabo de la razón, de qué manera una posición tomada "a priori" (una posición basada en meras suposiciones, sin la vindicación de ningún género de pruebas) carece de dignidad y de un sustento veraz.

Tomar cualquier posición a priori antes de una verificación mínima del asunto que se tiene entre manos ha sido contado como una insensatez desde tiempos inmemoriales:

"Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio." Pr.18:13.

"¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él." Pr.26:12

"¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él." Pr. 29:20

El diagnóstico Divino para estos casos es el peor que puede oírse: "altivez" (fatuidad), y el pronóstico es muy reservado, ya que hay más esperanza del que no tiene esperanzas ("más esperanza hay del necio") que del que padece de esta clase de enfermedad. Con todo, el vaticinio de Dios es el de la "vergüenza" para esta clase de mentalidades obtusas que se deleitan en mantener los deleznables juicios del polvo.

Nunca debería ser la finalidad de las posiciones tomadas a priori la de hacerse del lugar que le corresponde a una más amplia y genuina Verdad. Las posiciones tomadas a priori solo deberían extenderse en el terreno que está delimitado naturalmente para ellas, es decir, el fértil y blando terreno hipotético.

En su heterogéneo haber de principios muchas veces contradictorios, los cristianos asumen a priori la Deidad del Señor Jesucristo, lo mismo que otras cosas que no gozan precisamente del mismo fundamento Escritural.

Hay posiciones prácticas o ideales que se asumen en el diario vivir que son bíblicamente sustentables, y hay otras muchas posiciones (objetivas o subjetivas) que hasta ahora siguen gozando de una reputación basada en falsos supuestos. El estado moral del cristianismo bíblico sugiere que los profesantes de las sanas doctrinas de Cristo han alineado las doctrinas bíblicas cardinales con un fetichismo sin límites.

Si se pregunta cómo es que se han llegado a alinear cosas tan diferentes, la respuesta no es demasiado compleja; el liderazgo espiritual en general no ha enseñado a los cristianos el carácter transitorio que deben tener las posiciones tomadas a priori. Se ha enseñado con demasiada liviandad el hecho de que estas posiciones necesitan ser urgentemente cotejadas y verificadas con la Biblia hasta que demuestren tener un carácter esencial para la fe.

El grado de tolerancia que los cristianos han desarrollado hacia estas preferencias de la moda y de las culturas han hecho que muchas de estas posiciones extremas y prejuiciadas se hayan granjeado una estancia en la conciencia colectiva del cristianismo, en donde estos bagajes de la religión compiten codo a codo con los axiomas más importantes de nuestra fe. Luego han venido a ser tan importantes en sí mismas como la misma Doctrina.

Ya que la mayoría de las posiciones que los cristianos asumen son naturalmente tomadas a priori, (son aceptadas sin verificación Escritural previa) dichas posiciones deberían ser consideradas como "temporales" hasta existir una verificación Escritural que manifieste que tales cosas son bíblicamente sustentables. Esto fue lo que hicieron los creyentes tan elogiados de Berea (Hch.17:10-12.) Sin embargo, al parecer, la raza de Berea se ha extinguido.

En el mismo diccionario jurídico, solo un espacio más arriba, aparece la frase antitética.

A posteriori: Es lo contrario de "a priori". Locución latina que se aplica a las argumentaciones o juicios basados en las necesarias consecuencias de una proposición anterior. En el sentido temporal: después, con posterioridad, ulteriormente. (Énfasis mío)

Las posiciones tomadas a posteriori son aquellas a las que llegaron los encomiados creyentes de Berea. Ellos no son congratulados por haberse aferrado a posiciones tomadas a priori, sino por el contrario.

La gran tarea de disección en la que se discierne lo santo de lo profano, lo vulgar de lo noble, lo dogmático de lo tradicionalmente fútil, lo ritual de lo espiritual, comienza cuando el cristiano limpia su escaparate de aquellas cosas que no merecen convivir con lo que viene de Arriba.

En usted y en mí, la carne utiliza aquellas posiciones tomadas a priori de las cuales el Espíritu de Dios demanda incansablemente exhaustiva revisión.

Serán únicamente las posiciones tomadas a posteriori las que tengan el beneficio de la paz y el sello de legitimidad de Dios. Serán únicamente ellas las que harán de este mundo algo más digno, serán exclusivamente ellas las que concebirán el tipo de cristiano que ha sido escasamente presentado a este mundo.

Resucitemos por el Espíritu de Cristo la raza de cristianos valientes y fieles de Berea.


Diego Cristián Silvano.