martes, 6 de mayo de 2008

A priori, y a posteriori

Un modesto diccionario jurídico vierte de modo menos técnico y más convencional la definición de una frase importante:

A priori: Locución latina referida a opiniones y juicios fundados en hipótesis o conjeturas, no en hechos ya producidos, y por tanto, tampoco probados. (Énfasis mío)

Es difícil replicarle al sentido común una definición tan lúcida como esta, y es probablemente más difícil negar la reputación de buen cuño de Guillermo Cabanellas de Torres en torno a definiciones de esta naturaleza.

El lector puede ver, sin el menor menoscabo de la razón, de qué manera una posición tomada "a priori" (una posición basada en meras suposiciones, sin la vindicación de ningún género de pruebas) carece de dignidad y de un sustento veraz.

Tomar cualquier posición a priori antes de una verificación mínima del asunto que se tiene entre manos ha sido contado como una insensatez desde tiempos inmemoriales:

"Al que responde palabra antes de oír, le es fatuidad y oprobio." Pr.18:13.

"¿Has visto hombre sabio en su propia opinión? Más esperanza hay del necio que de él." Pr.26:12

"¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él." Pr. 29:20

El diagnóstico Divino para estos casos es el peor que puede oírse: "altivez" (fatuidad), y el pronóstico es muy reservado, ya que hay más esperanza del que no tiene esperanzas ("más esperanza hay del necio") que del que padece de esta clase de enfermedad. Con todo, el vaticinio de Dios es el de la "vergüenza" para esta clase de mentalidades obtusas que se deleitan en mantener los deleznables juicios del polvo.

Nunca debería ser la finalidad de las posiciones tomadas a priori la de hacerse del lugar que le corresponde a una más amplia y genuina Verdad. Las posiciones tomadas a priori solo deberían extenderse en el terreno que está delimitado naturalmente para ellas, es decir, el fértil y blando terreno hipotético.

En su heterogéneo haber de principios muchas veces contradictorios, los cristianos asumen a priori la Deidad del Señor Jesucristo, lo mismo que otras cosas que no gozan precisamente del mismo fundamento Escritural.

Hay posiciones prácticas o ideales que se asumen en el diario vivir que son bíblicamente sustentables, y hay otras muchas posiciones (objetivas o subjetivas) que hasta ahora siguen gozando de una reputación basada en falsos supuestos. El estado moral del cristianismo bíblico sugiere que los profesantes de las sanas doctrinas de Cristo han alineado las doctrinas bíblicas cardinales con un fetichismo sin límites.

Si se pregunta cómo es que se han llegado a alinear cosas tan diferentes, la respuesta no es demasiado compleja; el liderazgo espiritual en general no ha enseñado a los cristianos el carácter transitorio que deben tener las posiciones tomadas a priori. Se ha enseñado con demasiada liviandad el hecho de que estas posiciones necesitan ser urgentemente cotejadas y verificadas con la Biblia hasta que demuestren tener un carácter esencial para la fe.

El grado de tolerancia que los cristianos han desarrollado hacia estas preferencias de la moda y de las culturas han hecho que muchas de estas posiciones extremas y prejuiciadas se hayan granjeado una estancia en la conciencia colectiva del cristianismo, en donde estos bagajes de la religión compiten codo a codo con los axiomas más importantes de nuestra fe. Luego han venido a ser tan importantes en sí mismas como la misma Doctrina.

Ya que la mayoría de las posiciones que los cristianos asumen son naturalmente tomadas a priori, (son aceptadas sin verificación Escritural previa) dichas posiciones deberían ser consideradas como "temporales" hasta existir una verificación Escritural que manifieste que tales cosas son bíblicamente sustentables. Esto fue lo que hicieron los creyentes tan elogiados de Berea (Hch.17:10-12.) Sin embargo, al parecer, la raza de Berea se ha extinguido.

En el mismo diccionario jurídico, solo un espacio más arriba, aparece la frase antitética.

A posteriori: Es lo contrario de "a priori". Locución latina que se aplica a las argumentaciones o juicios basados en las necesarias consecuencias de una proposición anterior. En el sentido temporal: después, con posterioridad, ulteriormente. (Énfasis mío)

Las posiciones tomadas a posteriori son aquellas a las que llegaron los encomiados creyentes de Berea. Ellos no son congratulados por haberse aferrado a posiciones tomadas a priori, sino por el contrario.

La gran tarea de disección en la que se discierne lo santo de lo profano, lo vulgar de lo noble, lo dogmático de lo tradicionalmente fútil, lo ritual de lo espiritual, comienza cuando el cristiano limpia su escaparate de aquellas cosas que no merecen convivir con lo que viene de Arriba.

En usted y en mí, la carne utiliza aquellas posiciones tomadas a priori de las cuales el Espíritu de Dios demanda incansablemente exhaustiva revisión.

Serán únicamente las posiciones tomadas a posteriori las que tengan el beneficio de la paz y el sello de legitimidad de Dios. Serán únicamente ellas las que harán de este mundo algo más digno, serán exclusivamente ellas las que concebirán el tipo de cristiano que ha sido escasamente presentado a este mundo.

Resucitemos por el Espíritu de Cristo la raza de cristianos valientes y fieles de Berea.


Diego Cristián Silvano.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

EL TEXTO SE AJUSTA ELÀSTICAMENTE A LAS REGLAS BÌBLICAS, EN UNA SOCIEDAD EN QUE LAS ROPAS SON DEMASIADO AJUSTADAS Y LAS CONCIENCIAS MUY HOLGADAS. SERÀ POR ESO QUE MUY POCOS SE ATREVEN A LOS COMENTARIOS.
GRACIAS POR AYUDARME A CONOCER A LOS CREYENTES DE BEREA. SERÌA BUENO APRENDER A DISCERNIR, ESCUDRIÑAR Y NO CONFORMARSE A CUALQUIER MODELO.
PARA ESO ES NECESARIO NO BAJAR LA VISTA DE LA CRUZ DEL CALVARIO. MBAS.

belbet dijo...

me encantò,podès extenderte mas sobre la historia de Saùl? nadie me puede explicar si fue un buen rey o no.
esas historias son ejemplos para los hombres. no dejes de escribir...NLS.