sábado, 4 de julio de 2009

Acerca de "El levita y su concubina" (Una historia de grandes falacias y de grandes consensos) (II)

Después de una actuación moral decepcionante, y con una acción no menos aberrante que la que habían cometido los benjamitas, el levita se coloca el delantal/túnica de carnicero/sacerdote y decide hacer público el infame trato que su esposa (pero también él) había recibido en Gabaa. La pericia de sus manos acostumbradas a la disección de animales por medio del cuchillo acaso le habría ayudado en su ardua tarea de trozar el cuerpo de su esposa en doce enigmáticas partes.

"Y llegando a su casa, tomó un cuchillo, y echó mano de su concubina, y la partió por sus huesos en doce partes, y la envió por todo el territorio de Israel. Y todo el que veía aquello, decía: Jamás se ha hecho ni visto tal cosa, desde el tiempo en que los hijos de Israel subieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Considerad esto, tomad consejo, y hablad." (Jue.19:29-30.)

Al margen de su justificado "derecho al pataleo", la manera en que el levita promovió su ira hacia Benjamín fue tan sutil como efectiva:

-Utilizó un medio altamente sensibilizador y gráfico; a saber, las partes del cuerpo de su esposa.
-Hizo que ese muestrario humano fuera acompañado de la versión de los acontecimientos perpetrados por los benjamitas.
-Hizo que todo Israel fuera impactado con la noticia al mismo tiempo, valiéndose de una estratégica disección y distribución del cadáver, es decir el testimonio acompañado de las doce piezas del cuerpo.
-Añadió presión por medio de los correos demandando del pueblo de Israel tres cosas: A) Que consideraran, confines resolutivos, lo que había acontecido en Gabaa. B) Que tomaran consejo, (esto es, la opinión consensuada del pueblo y de los ancianos.) C) Que dieran una respuesta, es decir, que se erigieran por jurado dando un veredicto concreto con respecto al suceso, más específicamente con respecto a Benjamín.

El pueblo no tardó en reaccionar con la clásica ceguera de un enardecimiento popular avasallador.

"Entonces salieron todos los hijos de Israel, y se reunió la congregación como un solo hombre, desde Dan hasta Beerseba y la tierra de Galaad, a Jehová en Mizpa. Y los jefes de todo el pueblo, de todas las tribus de Israel, se hallaron presentes en la reunión del pueblo de Dios, cuatrocientos mil hombres de a pie que sacaban espada."
(Jue.20:1-2.)

La actitud de represalia que se preparaba por parte de Israel para con Benjamín no puede ofrecer mayor evidencia, pero tampoco pretendía ser disimulada. No cabe duda de que el hombre tiene una predisposición natural para sentarse a juzgar los pecados ajenos, pero cuando ese hombre es una multitud frenética, ni siquiera a los inocentes se les puede garantizar sus derechos más elementales.
Como se verá, el abuso de Benjamín va a ser contrarrestado con otro abuso, y en esto no se debe olvidar el abuso de poder anteriormente ejercido a nivel social por parte de los varones en relación a las mujeres, entre los cuales estaba el levita.
Unas preguntas en las que deberíamos reflexionar en este punto son:

-¿Qué hubiera sucedido si este mismo Israel hubiera tenido la décima parte de la urgencia y del empeño que mostró aquí para hacer tomas de conciencia en cuanto a los excesos e injusticias sociales ya existentes como los ya mencionados?
-¿Se hubieran reunido con la misma presteza todos estos hombres rudos y de ánimo colérico para una asamblea sobre los abusos contra las concubinas?
-¿Por qué el pueblo no se congregaba alrededor de Dios y se rasgaba las vestiduras por las actitudes codiciosas de los hombres/líderes de Israel que seguían sumando esposas a sus "harem"?
-¿Por qué la mayoría del pueblo muestra tanta prontitud en descubrir y juzgar el pecado ajeno antes que el propio?
¡¡¡Que diablos!!! ¿Es que nadie advertía que las libertades morales que se venían tomando esos mismos hombres en relación al matrimonio afectaban a la moral familiar, y luego a la sociedad, y luego al pueblo hasta llegar a un desencadenamiento de inmoralidad en el cual se propagaban degenerados y psicópatas sexuales como los benjamitas?

El suceso de los benjamitas nunca habría tenido lugar en Israel, si personas como el levita se hubieran cuidado de respetar el espíritu de la ley en cuanto al matrimonio.

El pecado de la mayoría de los hombres de Israel no se podía dejar de ver como el pecado de los líderes responsables de la conducción ética y moral del pueblo. De modo que el hombre peca, su mujer adultera, la promiscuidad aumenta, los hombres se degeneran, violan, y matan. Ese es el orden de sucesos y de responsabilidades en el contexto social.
Todo pecado es malo, pero hay grados de responsabilidad y de participación que deben ser considerados cuidadosamente si se desea entender por donde se construye una sociedad, una comunidad, o una iglesia sana.

Ahora Israel se cree un tanto santo, y está listo para cortar de la tierra a Benjamín, que también es Israel. ¿No es paradójico? No solo es paradójico, sino también patético. El pueblo que no respeta sus propios códigos éticos y morales tarde o temprano llega a matarse a sí mismo, es decir a autodestruirse.

En esta historia las consecuencias llegan a calar tan hondo en la sociedad judía no por una catástrofe del azar sino porque esa misma sociedad participó durante mucho tiempo en graves pecados de omisión.

En nuestros días esta historia es similar. Las simples mayorías de cristianos de diferentes tendencias profesan sus credos con demasiada confianza en sí mismos, y con descuidos morales que han producido grietas gigantes en la integridad del cristianismo. Así se ve como el nivel de corrupción existente en ese medio llega desde lo más "alto", hasta lo más "bajo", pero solo se hace escarnio público de los cristianos más inmaduros, vulnerables, e ingenuos, ya que son ellos los que siempre aparecen en las escenas de culpabilidad, vergüenza y pecado público. Mientras tanto los que ocupan los mandos y las altas jerarquías de esa maquinaria religiosa de devastación humana prosiguen su rumbo imperturbable.

¿Hemos intentado determinar con sinceridad qué grado de responsabilidad hay en los líderes espirituales y en las masas que les acompañan ciegamente de las cosas aberrantes que suceden en las vidas siempre visibles de muchos cristianos?
¿Hasta qué punto el cristianismo sigue el mecanismo de tener siempre a los incorregibles en una vitrina pública para convencerse y demostrarse su regla de moralidad, santidad, y autodisciplina?
¿Dónde está la línea que separa la hipocresía del recto juicio dentro de las comunidades cristianas? De seguro que en un cristianismo como el actual, en el cual los líderes mandan más que Dios, esa línea estará lo suficientemente calibrada del lado del poder humano, de otra manera no existirían tantas decepciones entre aquellos que esperan que se gobierne de acuerdo con los intereses de Dios.

En nuestra historia, Israel se congrega masivamente alrededor de Dios, de manera que exista una fuerte impresión de que hay mayoría oficialmente defensora de la causa de Dios. Creo que si consideramos la moralidad de Dios, entenderemos que Él se negaba a estar del lado de cualquiera de las dos partes en este litigio. La ortodoxia cristiana se congrega masivamente alrededor de Dios (ponen deliberadamente a Dios en medio de ellos) para demostrar que Dios está de su lado. La heterodoxia, por su parte, hace lo mismo, pero Dios tiene que estar necesariamente distante de ambos grupos, eso es obvio por la calidad moral de vida que ofrecen y poseen la mayoría de aquellos que componen y promueven dichos movimientos.

Las mayorías suelen imponerse en sus reclamos y presunciones inauditas del favor Divino por el solo hecho de ser mayorías, y no porque se hallan ganado el favor de Dios para que Él este de su lado.
La actitud de Israel era como la de un hijo que presume con demasiada seguridad que su padre estará de su lado porque sus desobediencias fueron menores que las de su hermano menor. Este hijo o este Israel tienen un concepto equivocado del carácter del Padre.

En estas circunstancias es que el pueblo de Israel está reunido para afinar la punta del lápiz, y ahora el levita es convocado para comparecer ante un pequeño consejo:

Y dijeron los hijos de Israel: Decid cómo fue esta maldad. Entonces el varón levita, marido de la mujer muerta, respondió y dijo: Yo llegué a Gabaa de Benjamín con mi concubina, para pasar allí la noche. Y levantándose contra mí los de Gabaa, rodearon contra mí la casa por la noche, con idea de matarme, y a mi concubina la humillaron de tal manera que murió. Entonces tomando yo mi concubina, la corté en pedazos, y la envié por todo el territorio de la posesión de Israel, por cuanto han hecho maldad y crimen en Israel. He aquí todos vosotros sois hijos de Israel; dad aquí vuestro parecer y consejo.

El levita declara nuevamente la historia omitiendo que él sacó deliberadamente a la mujer. De acuerdo con su relato es muy ambiguo si ellos la tomaron, o si él la entregó para salvar su honor. Al mismo tiempo, y para alarmar al tribunal les insinúa que el pecado de Benjamín está esparcido sobre todo el pueblo de Israel (implícito también en el esparcimiento del cuerpo por todo Israel). Es obvio que tal razonamiento puede exasperar con facilidad los ánimos de un pueblo ya bien predispuesto a purgar toda culpa, y a sacrificar al chivo expiatorio de este capítulo: Benjamín.

Pero insisto en que no se debe olvidar que independientemente de la legítima culpabilidad de algunos benjamitas, existía toda una sociedad que era responsable de haber actuado como "caldo de cultivo" para que se gestara semejante monstruo. Pregúntese a usted mismo: ¿A dónde hubiera ido yo en aquel día en que Israel se congregó para destruir a aquellos hombres que solo eran el síntoma y no la enfermedad del pueblo? ¿Habría levantado el dedo acusador con la mayoría, o me habría quedado en casa?

Pregúntese: ¿Soy como los del pueblo de Israel, que enseguida encuentran al culpable y responsable de todos los males omitiendo mis posibles implicaciones en dichos asuntos?
Pregúntese: ¿Soy de esas personas que se dejan llevar por los desgraciados e injustos mecanismos que se han enquistado en el cristianismo?
Pregúntese de veras: ¿Soy de ese tipo de cristiano que levantan la mano con la mayoría para condenar a aquellos que son más vulnerables a la tentación?
Pregúntese pues: ¿Soy el tipo de pastor que actúa con el reglamente debajo del brazo, y que rara vez se detiene a pensar si estoy tratando con los síntomas o con la enfermedad misma?

Pregúntese al fin: ¿Hasta dónde hemos llegado para que en nuestro medio existan monstruosos benjamitas? ¿Acaso no es sabio hacer un juicio que comience por la parte de arriba? ¿O solo queremos destrozar oportunamente a algunos culpables para que resalte nuestra justicia?
Note en dónde recae el énfasis del espíritu de Cristo:

"Y oramos a Dios que ninguna cosa mala hagáis; no para que nosotros aparezcamos aprobados, sino para que vosotros hagáis lo bueno, aunque nosotros seamos como reprobados. Porque nada podemos contra la verdad, sino por la verdad. Por lo cual nos gozamos de queseamos nosotros débiles, y que vosotros estéis fuertes; y aun oramos por vuestra perfección. Por esto os escribo estando ausente, para no usar de severidad cuando esté presente, conforme a la autoridad que el Señor me hadado para edificación, y no para destrucción."(2ªCo.13:7-10.)

"Autoridad para edificación, y no para destrucción", "edificación, perfección, crecimiento, abnegación" no, no era este el espíritu de los judíos en aquel nublado día, ni tampoco suele ser este el espíritu de los cristianos cuando se sientan a deliberar sobre diferentes problemáticas internas. Aunque sea expansivo, esto es ciertamente verdad.

El pueblo llegaba a un punto de coyuntura muy grave y antes de la matanza era preferible consultar a Jehová:

"Luego se levantaron los hijos de Israel, y subieron a la casa de Dios y consultaron a Dios, diciendo: ¿Quién subirá de nosotros el primero en la guerra contra los hijos de Benjamín? Y Jehová respondió: Judá será el primero."

Aunque sin autoridad moral, Israel preguntó y Dios se mostró en contra del pecado de Benjamín. Como estaba prescrito explícitamente en la Ley que este tipo de pecado de inmoralidad dentro de Israel no sería dejado sin castigo, Dios estaba obligado a contestar, y lo hizo en consecuencia con lo que ya había dicho en la Ley.

Pero el hecho de que Dios se mostrara en contra del pecado de Benjamín, no significa que Dios se mostraba totalmente a favor de aquellos que le estaban consultando. Porque: ¿Qué hubiera sido la respuesta de Dios si los Israelitas preguntaban:"¿Por qué pasó esto en medio de Israel Dios?", o tal vez con más sinceridad:"¿Qué hicimos mal para que esto llegara a ocurrir dentro de nuestro pueblo Dios?" o,"¿Qué responsabilidad tiene Israel de lo que aconteció en Benjamín, ya que Benjamín también es Israel?"

Estas y muchas otras preguntas se le podrían haber hecho a Dios en esa oportunidad, pero Israel solo atinó a preguntar acotadamente quien iría primero a castigarlos. Los hombres sabemos perfectamente cuales son aquellas preguntas que no debemos hacer a Dios cuando las circunstancias no nos son convenientes.

Después de una serie de enfrentamientos, y de sentimientos encontrados, y de largos sufrimientos que merecen toda una consideración exegética aparte, Israel logra derrotar a Benjamín.

Se nos dice, no solo que Dios estuvo a favor de la derrota de los hombres de guerra de Benjamín, (quienes luchaban por una causa injustificable), sino que también se muestra a Dios como quien los derrotó. Esto no comporta ninguna enseñanza sorprendente, lo sorprendente es que el ejército aliado destruyera, sin una orden explícita Divina, todas las familias de los Benjamitas culpables y de los Benjamitas no culpables. Una enorme partida de mujeres y niños fueron asesinado a modo de una frenética purga.
La ira del hombre no obró la justicia de Dios. El fuego humano de la purificación consume desmedidamente, mientras que el fuego Divino de la purificación lo hace perfectamente.

"Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado."Dt.24:16.

La matanza fue inconstitucional, y el peor atenuante de todos es aquel que nos muestra a un Israel cuyos individuos hacían lo que bien les parecía, cada uno hacía lo recto ante sus propios ojos.

Como si esto no fuera suficiente como para colmar la capacidad de sus pecados, la historia nos revela con mayor ironía que muchos de los verdaderos culpables salieron impunes, y hasta con beneficios extras:

Fueron todos los que de Benjamín murieron aquel día, veinticinco mil hombres que sacaban espada, todos ellos hombres de guerra. Pero se volvieron y huyeron al desierto a la peña de Rimón seiscientos hombres, los cuales estuvieron en la peña de Rimón cuatro meses…

…Y los hijos de Israel se arrepintieron a causa de Benjamín su hermano, y dijeron: cortada es hoy de Israel una tribu. ¿Qué haremos en cuanto a mujeres para los que han quedado? Nosotros hemos jurado por Jehová que no les daremos nuestras hijas por mujeres.

Y dijeron: ¿Hay alguno de las tribus de Israel que no haya subido a Jehová en Mizpa? Y hallaron que ninguno de Jabes-galaad había venido al campamento, a la reunión. Porque fue contado el pueblo, y no hubo allí varón de los moradores de Jabes-galaad.
Entonces la congregación envió allá a doce mil hombres de los más valientes, y les mandaron, diciendo: Id y herid a filo de espada a los moradores de Jabes-galaad, con las mujeres y niños.
Pero haréis de esta manera: mataréis a todo varón, y a toda mujer que haya conocido ayuntamiento de varón.
Y hallaron de los moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está en la tierra de Canaán. Toda la congregación envió luego a hablar a los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y los llamaron en paz.

Bienvenido al Reino de Israel, el Reino del Revés, el Reino de lo inverosímil:

-donde el pueblo recurre a Dios con doblez de corazón, a la vez que recurre a las desnudas armas empuñadas por una mayoría determinada a ir más allá de lo lícito.
-donde los líderes se muestran altamente resolutivos y pragmáticos ante los problemas sociales,
-donde el decreto inconstitucional está a la orden del día,
-donde la política de migración del reino se muestra altamente eficiente a la hora de conseguir una partida de mujeres vírgenes, a cualquier precio...
-donde hace gala el indulto inconstitucional para quienes se levantan contra todo el honor del Orden y de la Justicia Divina.
¡Pero caramba!, ¡Qué gran miseria, y a su vez qué imagen panorámica de nuestro actual mundo "Cristiano"!¡¡¡Será solo por la gracia de Dios si es que en algún lugar hallamos a algunos cristianos que hayan escapado de estas pervertidas mutaciones morales y religiosas de nuestro tiempo, y de todos los tiempos!!!

¿A dónde queda nuestro asombro con respecto a lo que le hicieron a la esposa del levita cuando consideramos el estado moral de la macro estructura social de Israel?
Considerando el amplio punto de vista del contexto, la historia del la violación del capítulo 19 es como una aguja en un pajar, y ciertamente todavía hay más cosas sorprendentes para señalar antes que se acabe el capítulo 21, pero ya no nos asombraría. El asombro prevalece, quizás, al recordar que Pablo desciende de uno de esos seiscientos hombres a quienes la ley sobre los cautivos de guerra no hubiera perdonado, pero eso solo pone un mayor énfasis sobre la Gracia Soberana.

El propósito de este pasaje es no dejar pasar inadvertidamente que tarde o temprano todas aquellas libertades morales que suelen tomarse los líderes espirituales hacen que se resienta en toda una sociedad, generando cosas que están fuera de lo previsto. El propósito del pasaje es dar peso de evidencia al hecho de que la solución a los problemas morales no pasa por el exterminio simple o compuesto de los que aparecen en las peores escenas del crimen.

El propósito de este ensayo es que usted y yo abramos los ojos en referencia a las verdades más ilustres de estos capítulos:

-No debemos rehuir de nuestras responsabilidades ante los fracasos que se suscitan en la vida de los hermanos que tenemos a nuestro alrededor.
-No debemos hacer el camino corto hacia el chivo expiatorio más evidente que hay en la escena de la culpabilidad moral.
-No debemos preguntar a Dios las acostumbradas sandeces que preguntamos, debemos preguntar a Dios lo que no queremos preguntar.
-Las mayorías deben evitar caer en la tentación de torcer el derecho y la justicia. Dios, siendo uno, siempre será mayoría.
-Sometamos al rigor de los exámenes de conciencia a nuestra propia vida, a nuestra propia familia, a nuestro propio trabajo, a nuestra propia iglesia, no a las víctimas de nuestros pecados y desaciertos.
-Encaremos de lleno la enfermedad, aunque esto cambie por completo nuestra forma de ver y de pensar las cosas, y dejemos de tratar con los síntomas.

"Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.
Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más." (Jn.8:7-11.)

Esta expresión sublime del carácter de nuestro Señor no es incidental, no es fútil, no es trivial. Nos enseña la razón por la cual somos, estamos y aún subsistiremos en él: Su Amor hacia nosotros.
¿Nuestra conducta hace honor a ese Amor que nos fue dado?

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