La historia de la humanidad gira en torno a la lucha de los hombres por la obtención de un poder desmesurado e insano.
Los anales de la historia replican, ante cualquier intención de disimular esta triste realidad, que aún los hombres más nobles se extralimitaron en abusos de poder moral al verse rodeados de circunstancias en las cuales se les suministraba cierta medida de poder.
Demasiadas y muy variadas son las oportunidades en las que ha quedado demostrando que la conducta moral de los hombres más respetados suele ser como la de cualquier ser humano del montón, como la de cualquier hijo del vecino.
La humanidad está acobardada de aquellos modelos y contra modelos morales presentados y emulados con el correr de los siglos por diferentes grupos religiosos, y/o humanistas.
Yo creo que hubo un solo hombre en la historia que fue capaz de tener la autoridad moral suficiente como para ofrecer y hasta exigir alguna cuestión moral de los seres humanos, ese hombre es Jesucristo, el cual también es Dios por sobre todas las cosas.
En la comunidad de pastores del mundo cristiano en general se piensa que la posición que detenta un pastor, acompañada de algunos versículos de la Sagrada Escritura, le otorga a dicho individuo cierta autoridad moral como para que este exija ciertas cosas de los cristianos.
Son demasiados los pastores que hacen un uso indebido de su investidura espiritual por una falta de comprensión del texto Sagrado. El abuso del poder moral por parte de un pastor revela ignorancia, además de ineptitud y pericia en la labor de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre.
La intención de lo que escribe este servidor es poner luz sobre una breve porción de un pasaje de la Escritura en particular: "Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos…" (Heb.13:17.)
Este pasaje viene a ser muchas veces como una inmunidad diplomática pastoral. Muchos pastores suelen llegar al punto de exhibir este documento para poner punto final a cualquier discusión, creen que esta declaración es como un recurso de amparo otorgado por el cielo para sellar todo cuestionamiento, creen poseer en esta frase como una especie de fórmula o conjuro mágico exclusivo para purgar toda contradicción en la vida eclesial como así también en las ramificaciones de esta…
La frase: "Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos…" es una suerte de último recurso, como si se tratara del postrer disparo que queda en la recámara de una pistola, o del fusil en una batalla que, se debe recordar, no es contra sangre ni carne.
Para mí, (una persona que pertenece al segmento promedio en esta sociedad), no hay como los "mataburro" para poner punto final a estas discusiones. Me refiero al estudio, y hasta literalmente al diccionario más llano y rudimentario que descansa en el anaquel de cualquier biblioteca doméstica.
Hablando llanamente, obediencia es: La ejecución de la voluntad de quien manda, y esto siempre dentro de la esfera o del marco que le compete. Obedecer es, en su sentido más elemental, el acatamiento de una orden.
Por supuesto que esta definición elemental basta y sobra para regir con un viril autoritarismo sobre la voluntad de cualquiera que se encuentre dentro del contexto subordinado a tal autoridad.
Pero en cuanto al estudio de nuestro texto debemos recordar que la Biblia fue escrita en griego. Esto no significa que la palabra obediencia posea en griego un significado esencialmente diferente al del castellano, ni tampoco significa que el término griego que fue empleado por Dios contradiga la idea que se expresa en el fonograma obediencia, esto solo significa que se debe investigar la palabra un poco más del nivel superficial, hasta estar plenamente concientes y seguros de que comprendemos lo que el escritor sagrado quiso expresar bajo inspiración a sus lectores, en su tiempo.
¿Hablo con menoscabo de la autoridad de un pastor? Por supuesto que no, hablo con menoscabo de quienes pudieran ostentar equivocadamente una autoridad ficticia y arrogante en el orbe pastoral, y es por una alta regla de eticidad que me dirijo a un centenar de ustedes.
La palabra empleada por el escritor sagrado para "obedeced" es (gr. pheito) El consenso de demasiados expertos indica que este tipo de obediencia no es aquella que se somete, sin más, a una autoridad, sino un tipo de obediencia que viene como resultado de ser persuadido.
Esta obediencia es producida por una confianza proveniente de una profunda persuasión en las facultades del alma y del espíritu. Se desprende de esto fácilmente que el elemento o agente indispensable para lograr esto es la palabra de Dios. (Indagar sobre el estrecho vínculo entre pheito "obedecer", y pisteuo "confiar".)
Es más que obvio que esta obediencia hacia el pastor germina en virtud de la convicción que nos traen los argumentos bien presentados de la Palabra de Dios, pues ese es el contexto en el cual debe moverse un pastor/maestro, que apacienta la grey de Dios.
La diferencia entre estos dos tipos de obediencia marca una dicotomía irreductible; la obediencia pretendida por muchos pastores suele estar basada en una mera posición jerárquica, (en la chapa de pastor) mientras que la otra obediencia reclama nuestra sumisión por las razones de la Biblia, siempre que el pastor las sepa presentar, por supuesto.
Los pastores están mandados a hacer un buen trabajo de convencimiento con la Biblia en el plano dialéctico y retórico, mientras que Dios asegura que Él utilizará esto para llevar a las personas a un plano de convicción adecuado para lograr una obediencia voluntaria, a un culto racional, en términos paulinos.
En toda esta problemática surgen múltiples falencias entre las cuales se pueden mencionar que:
a-Los pastores no toman demasiado en serio el ministerio de la Palabra (la referencia se toma del nivel de calidad de predicación y de exposición de la Biblia.)
b-Los pastores poseen un nivel de estudio demasiado elemental de las Sagradas Escrituras.
c-Existe una suerte de campaña hecha por pastores contra la educación profunda de las Escrituras, alegando que no se requiere tanto estudio para poder predicar bien… (aunque creen y tratan de imitar lo que hizo J.Edwards, G.Whitfield, Ch.Spurgeon, y otros, pero ignoran los conocimientos y horas de estudio que esos hombres ponían en la predicación. Honran a los hermanos Wesley pensando que predicaron sobre Jn.3:16 todas sus vidas, pero acaso no saben que estos dos hablaban y escribían en Hebreo, Griego y Latín) No sugiero este nivel de conocimientos, sino solo algo más sustancioso en la preparación de un ministro en vista al ministerio de la Palabra.
d-Los pastores no poseen libros adecuados para estudiar, ni maestros adecuados para que se les enseñe a predicar otra cosa que no sean los cíclicos sermones temáticos con los cuales más que alimentar a los cristianos se los programa para una vida poco eficaz.
e-A los pastores se les enseña frecuentemente a temer la diversidad de pensamientos y de opiniones, y se les enseña a combatir esa incipiente variedad y a imperar sobre las demás voluntades por medio de una posición mistificada. Demasiados pastores de la ortodoxia como de la heterodoxia son presentados como "el ungido de Jehová", "el siervo de Dios". Ideas que no pueden sobrevivir el más cándido debate bíblico.
La problemática que se plantea en derredor de los problemas exegéticos de nuestra generación es harto profunda y compleja, y más que sabiduría se requiere mucho coraje para enfrentarla.
Volviendo al micro análisis, es fácil equivocar o desvirtuar la exégesis de un versículo bíblico cuando uno no tiene más que una noción rudimentaria del idioma de su propia cultura. El abismo que nos separa de las fuentes indispensables se vuelve como una delgada línea fácil de confundir, y así es como cualquier pastor puesto en estrecho entre la espada y la pared recurre a este tipo de leyes de último recurso para que las cosas no se le escapen de las manos: "obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos".
Ese tipo de autoridad que muchos pastores suponen que el texto bíblico les confiere ante las congregaciones es endeble si se lo pretende demostrar por medio de la Biblia. La palabra "sujetaos" es la misma palabra que se utiliza cuando se dice a los cristianos que se sujeten unos a otros, de modo que el mismo pastor debería estar, técnicamente hablando, sujeto también a los hermanos de la iglesia. Esto no representa una amenaza al gobierno teocrático, bíblico y congregacional que enseña la Biblia, al contrario…
Desde que Cristo repartió dones indiscriminadamente a la iglesia y a cada miembro en particular como él quiso, desde que Él hizo que la vida que fluye en Su cuerpo dependa en el mismo grado de los unos y de los otros, desde que Él estableció el sacerdocio de cada creyente, desde que Él unió a todos por los ligamentos y las coyunturas que se ayudan mutuamente, y desde que Él les dio el Espíritu sin medida a cada uno, la funcionalidad de un pastor difiere en poco de la de cualquier otro hermano de la iglesia, pero la gente necesita hombres mitos, y los hombres ávidos de cierto control necesitan de esas posiciones, las personas necesitan de figuras carismáticas, de héroes vivientes, y de ídolos de roja arcilla…y los tienen.
Pedro fue un hombre con esas características y con tendencias que le llevaban a enseñorearse de los hermanos, pero él mismo dice a los pastores:
"Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria." (1ªPe.5:1-4.)
Ese tipo de obediencia que muchos pastores buscan lograr es lo que en el mundo se denomina "obediencia ciega". Es el tipo de obediencia que cumple las órdenes en forma inflexible, sin ningún tipo de examen previo. Si este fuera el tipo de obediencia que se debería rendir a los pastores, entonces estaríamos en graves aprietos porque este concepto entraría en franca contradicción con otro pasaje:
"Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe." (Heb.13:7.)
El concepto de obediencia que hemos explicado del v17 es el que está en perfecta armonía con este v7. Es un tipo de obediencia inteligente y sana que supone un concierto de madurez, no una obediencia ciega que se da por la vía del temor, es la obediencia de los honorables hermanos de Berea, aquellos hermanos que si vivieran hoy entre nosotros, e hicieran un examen tan exhaustivo de lo que se les predicara, seguramente serían tenidos por extraños, y a quienes se condenaría y juzgaría como cristianos rebeldes, carnales, e implacables. ¡¡¡Qué gran y estúpida ironía!!! No obstante Dios sigue teniendo la mejor reputación de ellos.
Hay otro tipo de obediencia de la cual prefiero no hablar, es una obediencia aciaga, nefasta, funesta, fatal.
Se la denomina "obediencia debida", y es aquella que se rinde en perjuicio de la Justicia, pero que por estar rendida a un superior se descarga de sus culpas…
Hay cristianos que sirven y viven bajo el régimen de la obediencia ciega, otros están prestando sus servicios, a plena conciencia, bajo una ley de la obediencia debida.
A ellos les digo: La Biblia les invita a integrarse en el seno de una obediencia más noble, a un culto racional, a una relación filial donde el Amor, no el Temor, es el vínculo perfecto.
sábado, 4 de julio de 2009
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