sábado, 4 de julio de 2009

De la amistad entre Dios y Abraham

En la Biblia Abraham goza de una titularidad singular, pero generalmente mal interpretada, él es llamado: "amigo de Dios".
De las tres oportunidades en las que se alude a Abraham de este modo la más legítima es aquella en la que Dios mismo declara: "Abraham mi amigo". (Is.41:8.)

Ser amigo de Dios es inusual a la mente cristiana, esto se debe a que en el creyente esta idea linda con las relaciones comunes.
El cristiano promedio circunscribe su relación con Dios en términos "espirituales" y místicos, porque piensa que ese es el modo más coherente para tratar con la Divinidad.
Aunque el cristiano sabe, por ejemplo, que el Señor descendió al encinar de Mamre a hablar con Abraham (Gn.18.) no deja de sonar raro si uno comenta que Dios:
-estuvo con un hombre en la tierra,
-en un día caluroso,
-debajo de una arboleda,
-le lavaron los pies con agua fresca,
-conversó alegremente,
-comió cordero asado recostado en el suelo,
-bebió
-comió pan
-etc.

Los cristianos no pueden aceptar que Dios posea un carácter tan accesible y sea tan condescendiente sin que sus corazones pongan muchas objeciones. Por raro que sea a nuestra mente Dios es quien se acerca al hombre con un propósito bien definido: relacionarse con nosotros.

Lo mismo que sucede en el castellano, el término hebreo "amigo" (heb. "reah") es genérico, pero de connotaciones y filiaciones profundas. "Amigo" denota (ya para los hebreos como para los timbúes) una persona con la cual se mantiene una relación de valores recíprocos.

En cualquier amistad, la fidelidad, la lealtad, y el amor recíproco son determinantes, en la amistad con Dios también:

"Si me amáis guardad mis mandamientos"
"Vosotros sois mis amigos se hacéis lo que yo os mando."

Se diría, pues, que entre Dios y Abraham había una relación recíproca que posibilitaba una creciente comunión, y una profunda amistad. Pero teniendo en cuenta la desigualdad de condiciones entre Dios y un mero hombre ¿Qué grado de reciprocidad podía existir entre Jehová y Abraham?

Debemos examinar la vida de Abraham en función de establecer el grado de obediencia recíproca a la voz de Dios.

Estando Abram en Ur, casado con Sara, Dios le había dicho que se fuera de su tierra (su nación) y de su parentela (su familia).
Abram no lo hizo exactamente como Dios se lo había pedido porque:

1-Toda la familia comenzó el traslado a Canaan en vez de solamente Abram y Sara.
2-Emprendido el viaje a Canaan con toda la prole, Taré se queda a mitad de camino no accediendo a ir más allá de Harán, donde efectivamente planta su tienda. (Ur todavía estaba relativamente cerca).
3-Abram, en vez de separarse y seguir su camino hacia Canaan, y dejar a su padre con su decisión tomada, se queda junto a él en Harán.
4-Abram no se quedó un par de días en Harán, tampoco se quedó un par de meses. Abram se quedó en Harán hasta que Taré murió en buena vejez, 205 años. ("yerba mala nunca muere").

Esta decisión ocasiona una demora, por así decirlo, de no menos de cincuenta años con respecto al llamado que Dios le había hecho a Abram en Babilonia.
Con respecto a la personalidad de Dios llama la atención que en cincuenta años de espera no hay ni un solo reproche…

Naturalmente, durante todo ese tiempo en Harán, era Taré el que llevaba la dignidad de Padre sobre la gran familia, era él el que tradicionalmente llevaba "la sartén por el mango", quedando así Abram a la merced de él. En tales circunstancias, Sara, con un esposo tan dócil e ingenuo, y con un suegrito de esta categoría, todavía llamaba a Abram "Señor", sujetándose a él, y reconociendo su autoridad.

Para Abram no había sido suficiente el hacerse cargo de papá durante los últimos cincuenta años demorando a Dios, digamos, en cuanto a Sus demandas. Después de la muerte de Taré, Abraham, un hombre bonachón, y excesivamente compasivo, desoye nuevamente a la voz de Dios y se lleva a Lot con él…

Abraham no lo sabía, y acaso hasta se le quitó un gran peso del corazón al dejar Harán para ir a Canaan, pero esta acción benevolente en favor de Lot, ya lo había deshabilitado para con Dios nuevamente. El plan de Dios iba a quedar en suspenso hasta que Lot saliera de al lado de Abraham, o mejor dicho, hasta que Abraham se despegara de ese indefenso sobrinito, el que mismo que al fin resultó ser desagradecido y flor de rufián.

Desde que Abraham se había casado en Ur con Sara, el llamado de Dios era potencialmente posible. De modo que, según la cultura, Abram podría haber dejado Babilonia a los veinticinco años de edad y estar en Canaan para los veintiséis. En lugar de esto Abram ahora tiene más de 80 años y está a punto de comenzar con lo que Dios quería.
Después de esto la Biblia pondera algunas actitudes, pero no disimula otros errores: Egipto, Agar, Abimelec.

No pretendo resaltar los defectos, ni dar un gesto pragmático. Lo que pretendo resaltar con todo esto es:

-La grandeza del poder de Dios en cuanto a cumplir lo que él desea cumplir.
-Su amor incondicional.
-Su paciencia.
-Su fidelidad a Su Palabra.

Esto es menos una exhortación a la diligencia cristiana, y más un encomio a la longanimidad Divina.
Si una amistad implica tener ciertas cosas en común con alguien, entonces lo que mantenía la amistad entre Dios y Abraham no era una recíproca perfección, porque esta siempre habría encontrado una gran dificultad en la parte humana. Lo que mantuvo esta amistad durante más de ciento cincuenta años fue la fidelidad del Primero hacia el segundo.

Cristo nos demuestra que Su amistad hacia cada uno de nosotros se basa en Su Fidelidad. Que nosotros le amemos es apenas normal.

Dios nos enseña que su Amor es una acción en virtud de la cual se busca no un beneficio para el otro, sino el mayor beneficio posible.
Dios y yo nos entendemos en esto: él me ama.

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